El gran invento del siglo XVII en materia de higiene fue el retrete con cisterna. Aunque existen precedentes históricos, fue Alexander Cumming, matemático y relojero británico, quien presentó la novedad. Si bien es cierto que, en 1596, Isabel de Inglaterra tuvo una versión de váter con cisterna ideada por Sir John Harrington, el modelo de Cumming difería del anterior en un aspecto significativo. El retrete de Harrington comunicaba directamente con un albañal, y una simple trampilla lo separaba del hediondo contenido. El tubo de comunicación no contenía agua que impidiera el paso de los hedores. La propia reina criticó el diseño y se quejó de los efluvios. En el modelo de Cumming, la tubería situada inmediatamente debajo de las taza se curvaba hacia atras, a fin de “retener una cantidad de agua para atajar los olores procedentes de abajo”, como rezaba la solicitud de patente de Cumming. Este dispositivo, que su inventor bautizó con el nombre de “trampa de mal olor”, pasó a convertirse en parte integrante de todos los futuros retretes. El modelo de “water closet” con cisterna había sido inventado, pero transcurrirían más de 100 años antes de que sustituyera al orinal y a las letrinas exteriores en los cuartos de baño europeos y estadounidenses.
Bibliografia: "El mundo. suplementos. 16 Febrero 2003"
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